NOTA:
A veces la autora,la que escribe, tiene el poder en sus dedos,un poder sobre los personajes que no tiene fuera ,en la vida real,un poder que le dan las letras,que a veces se dejan hacer y ella, la que escribe,se siente tentada de dar un poco de felicidad al que lee,concretamente a los amigos que piden un final feliz,que no duela.
Y cede a la tentación ¿por qué no? puede hacerlo,solo hay que continuar lo que ya escribió,cerrando con un final menos amargo.
Esto ha sucedido con el relato de La Mujer del Cristal y el Hombre sentado en el banco de madera,donde he recogido las sugerencias que sencillamente,rodaron por mi escritorio.
La mujer del cristal,la que se hizo nada ,la que logró con el calor de sus lágrimas quebrar su jaula sintió,en el cristal, un hálito de ternura ,compasión ante su dolor,quien sabe, quizás hubiera debido convertirse en unas lentes que distorsionasen las imagenes del hombre que habla ,que está de espaldas ,que no escucha,no fue necesario,el hombre vuelve su cabeza hacia donde estuvo ella,queda allí,en el suelo, en el rinconcito bajo el árbol un poquito de nada,un cristal apenas diminuto,que recoge ,acaricia y lleva a casa.
Busca un lugar especial para ella,elige el espejo del taquillón de la entrada a la casa,es el mejor lugar,piensa.Uno a cada lado del cristal,pero en la misma casa...ambos.
Él, lo acaricia con un paño embadurnado de aliento,de disculpas,de sueños,los suyos.Ella sonríe con un resplandor nada efímero,refleja la luz del halógeno de la entrada.
El espejo ha logrado recuperar a la mujer de cristal,cada mañana,cuando sale de casa,se acerca,la acaricia, le dice hasta luego,y cuando vuelve se sienta junto a ella para contarle como ha ido su día,las caras de las gentes con las que ha estado,con las que ha hablado,con las que ha compartido.
Son felices
El hombre que se sentaba en el banco de madera cuando sale de casa nunca apaga la luz,la deja encendida,para que ella pueda leer,sentada en un banco ,de madera algo deslustrado,en un jardín exhuberante.Un jardín reflejo de la fotografía que hay en la pared de enfrente.
En la foto,un banco,un hombre que lee sentado en él.Es sólo una sombra intuida en medio del parque...la mujer del espejo lo ve todo...hasta que otra mano con un paño embadurnado esta vez en algún producto de limpieza,borra con movimientos horizontales la imagen del espejo.Sólo queda reflejada en él,una lamparita,un taquillón,unas flores secas y una chica con un paño en una mano y un bote de cristasol en la otra.
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