besos envenenados

En su cama, maravillosa lasitud la de aquella mañana, estirando perezosamente cada músculo de su cuerpo, notando bajo ella la sábana de negro raso, sus dedos lo acariciaron, le gustaba el tacto de ese tejido, todavía no había abierto los ojos, permanecería así unos instantes más, eran esos momentos, entre el despertarse y el tomar conciencia de que realmente lo estaba , lo que le hacía disfrutar.

Los recuerdos de la noche anterior aparecieron nítidos en su memoria, se sentía querida, cuidada , protegida, podría decir que era feliz, solo unas molestias en la boca del estómago y aquel dolor de cabeza que se mostraba varias veces a lo largo de los últimos días enturbiaban su bienestar.

Pensó en la entrevista médica que había pasado hacia unos días, habían ido juntos y había contestado a todas las preguntas con un rotundo si, ninguna enfermedad grave, ninguna operación anterior, ninguna medicación crónica, estado de salud perfecto.

Aquellas preguntas formaban parte del formulario que ambos cumplimentaron al hacerse la póliza de vida, hoy no habría podido contestar con tanta rotundidad, habían aparecido aquellas molestias que seguramente serían pasajeras, nada preocupante.



El estaba tan atento a sus necesidades ,al mínimo de sus deseos, casi velando sus sueños, siempre con su dulzura, con su preocupación, excesiva ,si casi había tomado el relevo de su madre, le llevaba todas las noches el vaso de leche tibia , siempre le decía:”las enzimas de la leche te ayudarán a dormir mejor.”

De nuevo aquel terrible dolor, quizás la leche no le sentará también. Se encogió hasta que remitió .Volvió a pensar en su felicidad, casi total… solo había…solo faltaba….¡deseaba tanto tener aquel adosado que habían visto en la inmobiliaria!! No esperaba la rotunda negativa de él para adquirirlo.

Miró el despertador, era casi la hora de levantarse .decididamente aquel día también cocinaría para el su postre preferido, y ya era la tercera vez aquella
semana….