miércoles, 15 de septiembre de 2010

Al Caer el Verano





Cuando el verano muda sus vivos colores en ocres y las sombras empiezan a dibujar otoños latentes...
Cuando los campos yacen en la soledad que dejaron los gritos silenciados ya de los segadores y los graneros repletos huelen a trigo y cebada...
Cuando los pastores preparan sus ganados para iniciar la transhumancia al reino,como ellos llaman aún, a las cálidas tierras valencias...
Se abría la puerta de la casa de mi tía Bienvenida.


Su nombre era el umbral de una casa que se llenaba de familiares lejanos y cercanos,amigos ,conocidos que accedían a ella a primeros de septiembre,eran días de fiesta.Después de los duros trabajos estivales,los aldeanos gozaban de un paréntesis previo al inicio de los nuevos quehaceres y rutinas que marcaban las estaciones.

Hombres,mujeres ,niños,cargados de bolsos de viaje con atuendos necesarios para los diversos actos de fiesta,eran recibidos por la tía,que les mostraba las habitaciones en las cuales podían ir dejando sus pertencias.A la llegada, nos indicaba, que acababa de llegar o lo haría en breve tal o cual persona proveniente de una u otra aldea cercana.

Mi hermana y yo,muy niñas aún, deseábamos como todos, poder gozar de esos días e insitiamos a mi madre para que nos acercara al pueblo. Por unos días nos olvidábamos, dejándolas tristemente abandonadas a las muñecas,los botes en los que atrapábamos pequeños renacuajos quedaban a la orilla de la rambla y nuestras sandalias eran sustituidas por zapato y calcetín blanco.
Mi madre tiraba de nosotras carretera adelante durante más de cuatro km y por fin llegábamos a casa de la tía.

De las habitaciones, salían risas,gritos ,se escuchaba el murmullo de las primas adolescentes,confesándose sus secretos o intenciones. Intercambiaban sus ropas,se maquillaban,concepto este último,que para mi aún no existía ,sencillamente se pintaban los ojos y los labios.Las observaba con admiración tras una nube de laca que caía sobre sus lisos cabellos.La verbena era el momento estelar del día ,sobre todo la que se hacía por la tarde, que era la única a la que podíamos asitir y a ella se dirigían las jovencitas.

Mi madre prefería llevarnos a la plaza, donde aún podíamos ver "La Charlotada",medio pueblo estravagantemente vestido, desfilaba ante el otro,que reía de sus ocurrencias.Yo recuerdo de aquellas tardes,la imagen de un burrito con sombrero desfilando en una plaza redonda, cercada por carros de madera a los que nos encaramabamos para ver el espectáculo..

Brillos dorados pintaba en mi cabeza, la carrera de la Joya ,que nunca llegué a comprender bien que era,si los atletas corrían con joyas o si el premio consistía en darle una dorada joya a los corredores ganadores.

Cuantos años han pasado ya de ello,los niños de entonces ,adultos ahora, miramos aquellos campos hoy mecanizados o abandonados,las aldeas que en otros tiempos conocían el jolgorio de la gente ,el murmullo de las fuentes y las sombras de los olmos, hoy aparecen casi desiertas, sus caños de agua hoy ojos ciegos y sus olmos troncos secos.

La tía ,anciana, enlutada,de salud quebradiza, ha ido minimizandose físicamente con el paso de los años al igual que ,Ursula,la matriarca de los Buendía y me pregunto, si permanecerá por los siglos de los siglos,encogiéndose tanto como ella ,hasta caber en una cajita de cerillas.

Lo cierto es ,que al mirarla, veo en sus ojos ,el brillo de la alegría que vivió y ofreció,las lágrimas contenidas y sobre todo, el sol de aquellos Septiembres de casa llena de vida y alegría.

4 comentarios:

Elena dijo...

¡Qué recuerdo tan bonito! suerte que tú lo puedas disfrutar y pena por aquellos que nunca lo van a vivir. Bss

El intimista secreto dijo...

Muy bellos recuerdos de tu ninñez, un tesoro maravilloso, la magia de un mundo que quizás ya no podamos recuperar. Me ha encantado la espontaneidad, la luminosidd de esos recuerdos. Has sabido vertirlos de forma natural, intima y bella. Así todos nos sentimos un poco próximos a esos tiempos.
Un beso.

Reina dijo...

Entrañable, melancólico, ¡precioso!

Besos, querida :-)

macuera dijo...

Un paseo hacia el pasado muy bonito y del que uno, no quiere volver. El tenerlo presente, lo mantiene vivo y el poder compartirlo, lo hace real.
Por cierto, de niña desconcias lo que ahora tanto te gusta hacer... coqueta!
Un beso