jueves, 25 de febrero de 2010

La carta que nunca debí escribir

















Al paseante , no le extrañará ,que me entretenga al pasear ,que descubra pequeñas cosas a cada paso que doy, que me pare frente a ellas para admirarlas y a veces para intentar conocerlas.

Fue de esta manera como descubrí en mis paseos a alguien que tenía unas cartas, que nunca debió escribir. No pude leerlas , obvio pensé, si nunca debió escribirlas,estarán guardadas en una cajita con llave, como mínimo, lejos de destruirlas, estarían allí para ser en alguna ocasión releídas en privado.

Confieso que con emoción contenida, conseguí darle una vuelta a la llave que estaba en la cerradura, me encontraba ante un secreto que presumía doloroso.
Lo que leí me lo confirmo, cartas amargas , era lo único que alcanzaba a ver .
El secreto se mostraba inalcanzable.

He seguido paseando y en infinidad de ocasiones me he detenido frente a la cajita. La observo y continuo el camino pensando, haciendo mía esa reflexión ¿qué cartas yo nunca hubiese debido escribir?
Este pensamiento me llevó a recordar algo que estaba casi olvidado, yo también tenía por lo menos ,una carta de este tipo, de la que nunca hube de haber escrito.

Ví unas manos infantiles escribiendo en papel pautado, una carta amarga, al dictado.
Oí la voz de un hombre viejo, mi abuelo, que abría su corazón y dejaba que las palabras desbocadas corriesen por su garganta y saliesen por la boca .Palabras tristes, dolorosas súplicas, que en aquel tiempo no juzgue y hoy pienso que fueron vanas.

Reclamos de cariño, añoranza ,hablaban de largas ausencias . Reconocía su vejez, su cuerpo prisión y esperaba .
Esperaba y deseaba la visita del hijo.Sus palabras eran rápidas, sabía lo que quería decir, yo en cambio, que transcribía palabras , sentimientos de un hombre que nunca pudo aprender a escribir mas allá del dibujo de su firma, intuía que estaba escribiendo algo importante y me detenía mirándolo algo asustada ,por aquella carga emocional.

La escribí, quizás no la debí escribir,deseable no tener que haberlo hecho.
Las cartas de súplica, son terriblemente tristes ,luego una aprende y comprende y sabe, que es aún peor la respuesta excusa, que huele a mentira antes de abrir el sobre.

Hoy subiré a la habitación de los recuerdos del abuelo y buscaré aquella carta entre las otras mucho menos dolorosas y mas festivas, postales de cumpleaños, de falleras, naranjos y paellas,y la guardaré, tal vez la relea,solo para mi, ya no esta el abuelo que tantas veces me pidió que lo hiciese, seguramente por no acabar de comprender bien aquella ausencia.

7 comentarios:

esco dijo...

Cartas que describen sentimientos pasajeros... ¿por que se ha perdido esa constumbre? ahora sólo se escriben cartas para pedir la pelota de playa que regalan en los cupones de los kellogs. Que triste

ralero dijo...

Así es, cartas amargas, de impotencia, de duda y zozobra. En esa cajita hay a lo sumo cuatro -hubo otras que ya se las llevó el viento-. De ellas un par de ellas se enviaron. Y recibieron respuesta -con olor a escusa o sinceras y dolidas como espadas. Otras ni fueron enviadas y aun así no debieron ser escritas -cuando no hay nada que hacer no hay nada que hacer. Son cartas apresuradas, sin ningún valor literario, no merecen la pena.

Abrazos.

VicentM dijo...

Sabes Dafne, seguro que hay cartas que nunca debieron ser escritas, pero aún son más las cartas que una vez escritas no llegaron a su destino... unas porque tras escribirlas no se enviaron, otras porque se escribieron muchas veces mentalmente hasta que al final se decidió no escribirlas y otras muchas que definitivamente, tras ser escritas, tras ser enviadas... nunca se recibieron... de esas... y de alguna historia de ellas hablaremos un día de estos... me comprometo...

Ah... claro que debes buscar la carta y claro que debes volver a leerla y en voz alta como dictándotela... principalmente para que nada se pierda.

Luna Meyer. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luna Meyer. dijo...

Hay cosas , que curiosamente, me dejan sin palabras.

Una entrada muy bonita dafne, que sin darte cuenta, te lleva a la abstracción...



PD: Me ha gustado mucho eso de "La polca de los esqueletos" , inspiracional :D

Elena dijo...

Las cartas son maravillosas reencontrarse con ellas con el paso de los años, nos muestran lo que fuímos, como pensábamos, qué queríamos...son un reflejo, un grito de voz en forma de palabras...busca tu carta, y si decides leerla en alto o en silencio, es algo tuyo,... pero no dudes que hiciste mal por escribirla. Bss

Anónimo dijo...

¡Qué hermoso este texto Dafne, tristemente hermoso!
Creo que la carta de tu abuelo no debe estar entre las que nunca debiste escribir porque más allá de la “respuesta excusa” a veces es un alivio “dictar el dolor”; quizás el que tú fueras su voz ,y también que lo escucharas (aún sin entender lo más profundo),fue un desahogo para él. Pienso que si no lo hubieras hecho hoy estaría en la lista de las cartas que debiste escribir.
He estado pensando y no recuerdo tener una carta, pero sí algunas frases que nunca debí decir (sonrío).
Un abrazo