lunes, 19 de enero de 2009

SILENCIO

Apenas acababa de abrir los ojos, y trataba lentamente de que se acostumbrasen a la penumbra de la habitación, pudo distinguir su ropa sobre la silla , la muñeca de peluche tan querida que siempre la acompañaba, los zapatos bajo la ventana y la manta que se había ido escurriendo de la cama y yacía en el suelo hecha un ovillo.

Se sentía cansada, las piernas las notaba entumecidas y un insistente martillo golpeaba en su sien, le dolía la cabeza, era un dolor nuevo, recientemente descubierto que le acompañaba durante parte del día. No sabía desde cuando , probablemente desde hace una semana, era ya inseparable ,como el cansancio y el miedo que atenazaba su garganta ,apareció aquella primera noche de bombardeos y sirenas cuando su madre la sacó de la cama envolviéndola en una pequeña manta y corrió en sus brazos camino de unos lugares seguros, unos lugares que los mayores llamaban refugios, allí no pasaría nada, estaban a salvo.

De aquella noche recordaba pelos revueltos, caras somnolientas , pijamas de niños ,de padres de hermanos y latidos de corazón, los de su madre y los suyos acompasándose junto a los susurros de voces, nadie gritaba ,solo escuchaban el rugir de la destrucción y de la muerte que la noche traía.

¿Cuánto tiempo estuvieron así, abrazadas en aquel lugar? A ella le supo a mucho, cuando parecía que ya no se oía nada en le exterior y que podrían volver a casa, arreciaban los zumbidos de los aviones dejando sus descargas mortales.

Algunos niños jugaban silenciosamente en un rincón de la estancia, otros como ella miraban con ojos asustadizos, entre la cortina de sus despeinados cabellos, ¿qué era aquello tan terrible que había sucedido aquella noche obligando a sus padres a salir corriendo de casa, sacarla a ella de sus sueños y estar allí con otros tantos, para poder salvar la vida?

Sabeth , no lo sabía , era una niña de ocho años, de ojos negros ,cabello oscuro y aquella noche ,una niña con miedo, acurrucada en lo único que era cálido, los brazos de su madre y desando regresar a casa ,a su habitación a su cama, junto a su muñeca, no la había podido coger , había quedado olvidad en la silla.


Silencio…

Silencio…

Silencio…y como recibimiento al esperado silencio voces y gritos de jubilo .Alguien abrió la puerta y poco a poco salieron de allí, caminaron lentamente entre personas llorosas , casas calcinadas . Pronto se oyeron otros sonidos, sonidos lastimeros, sonidos de dolor.

El camino hacia casa era largo y escasamente iluminado,sólo las luces ondulantes de las sirenas de las ambulancias , les ayudaban en el trayecto .

Seguía en pie, más acogedora que nunca , la casa les esperaba, aquella noche estarían entre sus cuatro paredes , descansarían en sus camas, Sabeth podría abrazar a su muñeca y si podía dormir, quizás tuviese algún cálido sueño.

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