jueves, 22 de enero de 2009

Humo al Amanecer



Los niños no suelen ver amanecer muy a menudo, a esas horas suelen estar dulcemente dormidos entre las tibias sábanas abrazados a su peluche, ella no era una excepción a la regla, alguna vez,le había pedido a su padre, que la despertara cuando él marchaba a trabajar para poder contemplar el despertar del sol juntos ,entonces con ojitos somnolientos y una sonrisa cómplice disfrutaba de ese mágico momento del día.

Sabeth , no podría decir hoy, en ese momento, que le pareciese mágico aquel espectáculo que el sol desplegaba para ella en el horizonte ,ni siquiera que sus brillantes rayos iluminasen el azul celeste del cielo, una cortina de humo se extendía frente a la ventana de su casa,creando frente a ella una gradación de colores desvahídos.

Descalza sobre el frío suelo de la habitación miraba, intentando captar la dantesca visión que ofrecía su ciudad tras una noche se sirenas, aviones, ataques. Miraba sin ver demasiado, las casas no parecían las de todos los días , algunas ya no tenían tejado, en otras faltaban alguna pared lateral ,descubriéndole un pedazo de la vida familiar de los que allí habitaban ,unos muebles, una cama, un armario…

La ciudad parecía vieja, más fea, su color, era el gris y el negro, las mangueras de los bomberos habían trabajado incansablemente toda la noche ,tratando de mitigar los destrozos producidos por los fuegos que la habían acechado.
El agua había arrastrado en su descenso por las paredes de las casas, las que permanecía enteras, restos de humo y carbón dejando una especie de sombras chinescas dibujadas en ellas, las calles parecían alfombradas en negro, un sarpullido de cascotes desprendidos de las construcciones, la recorren.

Colandose por los resquicios de la ventana llegaba hasta su pequeña nariz el olor a humo, a madera, a ropa, a ladrillo quemado,este no era el olor habitual de su ciudad ,su calle nunca había olido asi,¿Era demasiado pronto o aquel día no olería a pan cocido y a bollos? ,quizás hoy , el viejo panadero que vivía al final de la calle, no podría poner su horno en marcha, las mujeres no acudirían con sus bolsas a por aquellos riquísimos manjares para el desayuno.
Tampoco la tienda de carne, ni la cercana verdulería estaban abiertas…Sabeth presentía que aquel iba a ser un día distinto, continuación de una dramática noche,

La gente iba llenando las calles, se reunían en grupos, sus caras tenían una expresión seria ,las cabezas agachadas casi sin fuerza para mirarse unos a otros, algunos llevaban un fardo de ropa cargada a la espalda, un niño cogido de la mano de su padre, llevaba un pequeño perro en los brazos, caminaban o subían en coches…Su ciudad despertaba a la vida lenta y cansadamente .

Los ojos de la gente al igual que los de la niña de la ventana, iban descubriendo la realidad, tenían ante ellos el más triste de los despertares, la destrucción , la muerte a veces muy cercana ,ellos estaban vivos podían contarlo.

Sabeth supo que así lo haría , que lo recordaría y lo gritaría al mundo, seguramente como revulsivo para seguir viviendo, como lo hizo en aquel momento, abrió la ventana de su cuarto y gritó a la ciudad dormida ,a la ciudad que se desperezaba ,a la ciudad que ya estaba despierta , incluso a los que no pudieron dormir rotos de dolor y desesperación ,fue un grito profundo, el de una niña a la que le habían quemado la niñez, en aquel fuego de barbarie y ahora solo encontró en sus manos, humo al amanecer.

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