miércoles, 23 de diciembre de 2009

En BuScA dE jAcK












Hoy ,llegó tú día,llevas meses rondándome por las esquinas obtusas de mis recuerdos ,debías intuir que no estaba preparada y no te ha importado esperar la llegada de un tiempo adecuado.
Llegó el frío,la humedad,la niebla y ahí te mueves tú a la perfección.Esta noche de niebla baja,has conseguido que me acerque a tus dominios.

Recorro las calles de Whitechapel,han cambiado,no cabe duda,no son las mismas donde sembraste el terror en 1888,no estamos en plena revolución industrial,no hay casi un millón de personas hacinadas ,no cuesta cuatro peniques un colchón donde pasar la noche ,ni puedes tomarte una ginebra en el Ten Bells a un penique.

Si no hubiese ido en tu busca,habría elegido hacer el viaje por la mañana ,para pasear por los múltiples puestos de mercado o mirar los escaparates de diseñadores de moda. No era esa mi intención ,por eso te busqué a la caída del sol,pese a que a esa horas ya no es recomendable salir de la city londinense,coger el metro y encaminarse hacia al este,hacia la estación de Algate.

No me atrevo a decir que te sientes más segura en compañía. Sé por experiencia que también así,se experimenta miedo.
Miedo silencioso,compartido,de paso corto y rápido.

Tu leyenda pesaba en mi,casi tanto como la mirada de las gentes con las que nos cruzabamos,miradas incisivas que hacían aún más apremiante el caminar rápido.
Los muros de piedra gris del Royal Hospital, regio edificio ,me acompañan durante unos minutos en mi caminar,edificio le época que me interesa,de tu época.
El único signo de modernidad,que se percibe en su exterior,es el helicóptero sanitario, aterrizando en la azotea.
En sus salas,a modo de museo, también está tu impronta, se muestra el instrumental que utilizabas en tus viles asesinatos.

Todavía quedan restos en las aceras del mercadillo matutino,frutas,caja,flores aplastadas,que da un aire de suciedad y desorden a la amplia vía comercial que nos lleva irremisiblemente al callejón empedrado,y casitas antiguas.El barrio de Jack the Riper.

Finales de Agosto, chirridos de las ruedas del carruaje sobre la piedra mojada,acababa de caer una tormenta en Londres,calles escasamente iluminadas, y Mary Ann Nichols, que se ha bebido el dinero de su alquiler, sale a la calle con un bonito sombrero.
El carruaje se detiene, en su interior un hombre de negra capa larga y sombrero, la invita a subir.
Acabas de iniciar tu leyenda.

Sentada en el Pub Princess, frente a una cerveza con mis amigas,aprovecho mis silencios para pensar que seguramente en algún momento,también tú estuviste aquí,o quizás tus víctimas, prostitutas si,pero también madres,hermanas,hijas, acudieron aquí, buscando el calor que las calles frías,sucias,malolientes,embarradas, les negaba.

Miseria ,pobreza miles de desconocidos,largas jornadas de trabajo en el industrial East Ende,lugar perfecto para que un asesino pueda actuar.Las mujeres más indefensas, las enfermas,alcoholizadas,con escasas pertenecias,Mary Kelly,sólo llevaba en su bolso un peine,un pañuelo y un trocito de espejo,tus víctimas.

Ya ves hoy si,hoy ciento veinte años después me he dejado atrapar por ti,y me he recreado en tu leyenda, no exenta de morbosudad.
Esta noche de riguroso invierno, en la calidez de mi casa, cierro los ojos y me dejo llevar .
Camino junto al Támesis,el viento azota mi cara.Echo de menos mi bufanda,que confíada, dejé olvidada.
Arriba desde el puente, miro las oscuras aguas,que presiento heladas como la noche.
Dirijo una última mirada hacia Whitechapel y en un susurro repito tu nombre,Jack,Jack the Riper.

Una capa oscura,una mano de dedos largos ,amenazantes y un hálito de muerte.

4 comentarios:

macuera dijo...

Leyendo tu relato haces que haya hecho un feeback 3 meses atrás, volver a sentir como reiteradamente, el miedo hace presencia en mi cuerpo y como viví ese morbo que terminó convirtiéndose en terror (aunque no se me notase mucho). Recuerdo cuatro muchachas, fundidas en abrigos que no volvimos a ponernos hasta este final de mes, con los gorros, el paragüas en mano, el cuello encogido y cogidas del brazo de la que más cerca teníamos, pellizcándole de vez en cuando, como muestra de ese miedo que Jack, ha dejado en el barrio. Buscando el bar donde él aguardaba a sus víctimas, seleccionadas al azar y el cual, no conocía tanta gente como nosotros creiamos... Una ola se produjo a las puertas del puf una vez lo encontramos y dicho sea de paso, muy acogedor y con ese ambiente de penumbra y misterio.
No obstante, debo confesar, que el cuerpo se me destempló de tal manera que hasta el día de hoy, me da tanto respeto, que solo de leerlo se me vuelve a descomponer de mala manera.
Eso sí, the next visiti to London, we are visiting the site (more or less), vamos, que nos veremos la peli que alguna tiene que conseguir, y que nos plantaremos allí, eso sí, de día y con el guía tan amable que vimos con el sombrero negro!!
Un saludo!

Larrey dijo...

anda y yo pensando que eras la del anuncio buscándo la colonia...

ralero dijo...

Es que Jack, aunque eso no sirva para exonerarlo ni por ello quizá merezca admiración, fue tal vez uno de los últimos artistas del crimen. De hay su leyenda viva.

Abrazos.

esco dijo...

Se dice que la soledad compartida siempre es más divertida. Con el miedo psicológico pasa igual, jejeje. Que diferente son los sitios dependiendo si es de noche o de dia, y más si tienen esa carga de miedo añadido, ehh. Gracias por recordarnos ese fantástico viaje. un beso rose