Pequeñas historias de nuestros grandes y únicos días... Recuerdos,ideas,reflexiones que llenan mi vida.
martes, 25 de enero de 2011
En el destierro de los sentimientos
En la última casa ,justo la que hace esquina, por allí por donde pasa el viento helado arañando las paredes ,justo allí, hay más de quince soledades. Quince hombres y mujeres,a las que a veces nos parece que esa designación les viene ya grande y los englobamos en un genérico tristemente igualador, ancianos.
Los ancianos sentados uno al lado de otro, a penas unos centímetros los separan,unos centímetros físicos y un abismo entre ellos.
La mujer que mira sus manos mientras las frota, se estira la falda y luego recoloca su collar de cuentas blancas,va muy arreglada para estar en casa,porque eso es para ella aquello,su casa,quizás espere vista,son las 5 de la tarde.
La otra que me mira es más mayor,el negro es el color que la viste de arriba abajo,hasta los cabellos.Hay un silencio en la sala insospechado para estar llena de gente,solo la película de la televisión,amar en tiempos revueltos ,llena de sonido la estancia.
Me miran con curiosidad ,¿Quién es? Oigo que pregunta un hombre a la cuidadora que me abre la puerta,yo también los miro a ellos con disimulada curiosidad? ¿Por qué no hablan? ¿es la hora del descanso o es que ya no tiene nada de que hablar? Y sobre todo,¿ por qué tengo la impresión que están tan tristes y tan solos?
Ni una sonrisa en ninguna cara, solo una sonríe y habla, Ella, la mujer a la que he ido a visitar,me alegro mucho,tanto como ella de verme ,un ratito en el que hemos hablado de la gente que esta fuera,donde suceden cosas ,donde hay vida…pero dentro ,en la casa, también hay vida,aunque hoy más que nunca me ha parecido una vida lenta, apenas perceptible.
Me voy con dos besos y una mirada general a las quince soledades,empieza a anochecer y la sensación de frío es enorme pese a la calefacción ,la cuidadora llega con una sonrisa y un vaso de leche caliente para ellos.
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5 comentarios:
cuando una sale de ese lugar, se queda con una sensación a medio camino entre la tristeza, la añoranza y la sensación de que han llenado el interior de una. Ellos, con sus gestos y sus "gracias por haber venido" te llenan de alegria aunque la tristeza que emanan sus rostros cuando te vas, es más superior.
Ninguno queremos llegar ahí, algunos pasan los meses sin recibir visitar y eso, es lo realmente triste...
Muy bueno Rosa.
A mi estos lugares me dan un mal rollo...parecen salas de espera donde no hay reloj, el tiempo se ralentiza.
Por muy bonito que sea el lugar, por muchisimas atenciones que reciban, adelantos, modernidades, subvenciones... no deja de ser una sala de espera, un reloj parado, una estación de vias muertas.
De verdad que solo pensarlo me produce angustia. La semana pasada estuve dando un recital de poesia en una residencia y al volver a casa me dolia hasta el alma.
Un abrazo
Muy bien descrito Dafne, aunqué espero no verme nunca en esa situación, me da miedo imaginar que un dia ese anciano pueda ser yo. Espero que llegue mi hora justo el minuto antes de entrar en un asilo.
Un besito
muy chulo
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