martes, 2 de noviembre de 2010

La culpa la tiene el TRES...










Acababa de hacerlo y no sentía ningún tipo de remordimiento, ni la mínima desazón.Siempre había sabido, que desde joven,cultivar la virtud de la paciencia da muy buenos resultados,pero no dedicó suficientemente tiempo a ello,aquella misma mañana, sin ir más lejos, había leído la importancia de contar siempre hasta siete, antes de dar una respuesta inadecuada o iniciar una acción, sobre todo si te notabas alterada,ella, solo contaba hasta tres, confiando en la magia del número,ahora ya sabía que era insuficiente,un poco tarde,demasiado tarde,acababa de cometer un horrible asesinato.

Una mujer,casi una desconocida, yacía al fondo de un precipicio.¿La causa? La risa,su risa estridente,acompañando cada una de sus palabras o cerrando sus frases.
Una risa ,pensaba ella, de hiena,y siempre le habían parecido odiosos estos animales.

Se cruzaron sus vidas en un mal día ,muy mal día a juzgar por el resultado y apenas eran aún, las 12 del mediodía.Arrastraba horas de nervios,un fin de semana ventoso ,muy ventoso, y eso aumentaba su irascibilidad ,demasiada gente demandando su atención,demasiado polvo procedente de las obras cercanas,un terrible dolor de cuello con el que amaneció ,una llamada inoportuna, que le hacía cambiar totalmente los planes del día Y la risa,aquella horrible risa que resonaba en su cerebro.

La vio allí, en aquel paraje,sola, sin embargo escuchó su risa y no lo dudó, se fue acercando, echo una última mirada a su alrededor y se sintió confiada.
Caminó con decisión hasta situarse tras ella.Cerró los ojos y empezó a contar:UNO;DOS;TRES…no pudo llegar al SIETE.Sin temblor,la empujo CON TODAS SUS FUERZAS al precipicio,se quedó allí,mirando como su cuerpo caía al vacío y le pareció escuchar a la hiena,aquella mujer no podía dejar de reírse ni aún cuando estaba apunto de estrellarse contra las rocas.

Si,la lanzó al PRECIPICIO,sin titubeos,sin reflexión alguna, solo UNO,DOS,TRES...y se abrió el abismo, aunque este, solo fuera una letra y el único salto que contempló fue, el del tabulador del teclado.

5 comentarios:

macuera dijo...

Yo un día me propuse contar hasta 7, viendo que mi caracter no me lo permitia, empecé a contar hasta 3... ahora, visto lo visto, no cuento ni hasta 1 jejeje

ralero dijo...

Contar cuentos en los que, por un impulso o una meditada demencia, no llegamos al final de la cuenta, nos pueden ayudar en muchas ocasiones a contar hasta el infinito para no someternos al abismo.

Besos.

Ps. Muy bueno. Me ha encantado.

Dafne dijo...

Asi es Rafa..esto es un impulso ,en unos momentos ,largos momentos diría yo de demencia..es un tiempo que uno gana antes de caer otra vez en el abismo.Gracias y un besazo!

Elena dijo...

Soy impulsiva y no lo digo como algo bueno. Quizás debiera tomarte en cuenta y para la próxima vez que quiera lanzarme....1,2,3...7, quizás ya no hable y si hablo, quizás diga otra cosa, y si digo otra cosa, quizás sea distinta de la del principio. Gracias. Bss.

esco dijo...

Hay a veces que nos sorprendemos a nosotros mismos de cómo hemos respondido a una conducta (definición de psicopedagoga, jeje) y es que amigos míos no nos conocemos nada!